noviembre 29, 2008

La horda asesina

Un empleado de unos grandes almacenes muere pisoteado por la gente que se lanzaba histérica a comprar.
De vez en cuando ocurren tragedias similares, pero suelen estar provocadas por incendios o situaciones de emergencia, que impulsa a la gente a correr para salvar su vida. Estos casos son dignos de indulgencia.
Pero me resulta frustrante y desalentador comprobar cómo el hecho de que unas determinadas mercancías -la mayoría o todas perfectamente superfluas- estén unos pocos dólares más baratas pueden hacer reaccionar a las masas igual que si tuvieran por detrás al ejército nazi. Y así lleva siendo durante muchos años -y no sólo en EEUU, no hace falta más que ir el 7 de enero a la puerta de unos grandes almacenes para comprobarlo- hasta que una persona lo ha pagado con su vida.
Un homicidio que, por supuesto, quedará impune, ya que el único culpable es el sistema capitalista.