noviembre 27, 2005

Apocalipsis

Serán dos los jinetes del apocalipsis. Ni la muerte, ni la peste, ni el hambre, ni siquiera la guerra acabará con el mundo que conocemos.
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PETRÓLEO: Actualmente la producción de petróleo está en máximos históricos. Esto no es ninguna novedad, ya que ha estado subiendo constantemente durante las últimas décadas. El problema es que a partir de ahora, mientras sube espectacularmente la demanda debido al crecimiento de China e India, todos los datos apuntan a que la producción va a bajar, lo que provocará una subida extraordinaria del precio y problemas de abastecimiento. Y va a bajar sencillamente porque cada vez queda menos y es más difícil y caro extraerlo. Probablemente para el 2010 la escasez de petróleo sea un problema de extrema gravedad. Piénsese por ejemplo en todos los objetos fabricados con plásticos, PVC, los componentes electrónicos, la tecnología médica... en todo ello el petróleo es poco menos que imprescindible.
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CAMBIO CLIMÁTICO: El deshielo de los polos está vertiendo una gran cantidad de agua dulce al mar, cambiando las condiciones ecológicas. Me pregunto si podrá sobrevivir el plancton en un medio de baja salinidad. Y si no puede, me pregunto si podrá sobrevivir algo cuando el plancton desaparezca del mar. Pero por si no fuera suficiente, este agua dulce pesa menos que la salada, lo que implica que el Atlántico tendrá una gran capa de agua dulce y fría proveniente del Ártico por encima de las corrientes que hay actualmente. En consecuencia, la corriente del golfo dejará de moderar nuestros inviernos, lo que convertirá Europa occidental en una especie de Siberia, seca y gélida. Por si a alguien se le ocurre dejar de contaminar, sería mejor advertirle de que su buena acción ya es más bien dañina, porque las partículas sólidas en suspensión que estamos lanzando al aire han impedido que el calentamiento global sea mucho mayor.
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Sin petróleo para calentarnos y para cultivar alimentos en el desierto helado en que se convertirá el viejo continente, sin duda nos espera un siglo XXI, pero no sé si un siglo XXII.