octubre 29, 2010

Darwin 2010

Error mío, parece que las votaciones aún no se han cerrado y en el momento en que escribo, va ganando el coreano.
Una pena que estos premios sean intrínsecamente póstumos.
A pesar de la popularidad que tuvo el salto al vacío del coreano, los ganadores de los premios Darwin de 2010 han sido los integrantes de una pareja, que, a las 6 de la mañana, con niebla densa y en una autopista llena de tráfico, pararon en el carril derecho para procrear.
Un trailer que venía detrás se encargó del resto
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octubre 18, 2010

Divide y Vencerás I

Empiezo una "saga" que se avecina larga. Mi intención es incluir todos aquellos casos en la que la fragmentación de la clase obrera europea (y la expresión clase obrera la uso con el sentido indicado en el segundo comentario de la entrada Más Nacionalismo) es beneficiosa para las tácticas del poder neoliberal.

En este caso, toda la Unión Europea -o al menos gran parte de ella- va a subir la jubilación a 67 años. Todos en una época similar (pero no a la vez), todos la misma subida, dos años, todos dan las mismas razones excusas. <ironía>Casi parece que se han puesto de acuerdo...</ironía>
Pero el día exacto elegido es distinto en cada país. Es inimaginable que en España nos movilicemos hoy porque en Francia ha subido la edad de jubilación. Y eso que casi todo el mundo se imagina que tarde o temprano nos va a tocar.

Es más, si yo fuera alguien que quiere implantar esa subida en Europa, -el enésimo retroceso social desde la caída de la URSS- ¿por dónde empezaría? Bueno, podemos empezar por los países con la clase obrera más desorganizada, los más sumisos. Así, poco a poco los más rebeldes irán viendo que la jubilación a los 67 es una marea imparable. Pero les puede salr rana, como con la Constitución -llamémosla así- Europea. Ahora han adoptado la táctica inversa: descabezar la rebeldía empezando por Francia, aprovechando que Sarkozy es Sarkozy y aguantando las huelgas y protestas que los franceses van a llevar a cabo. Y si en Francia se aguanta el tipo, que hay que ver cómo son estos franceses, siempre protestando, la batalla estará ganada.

Divide y podrás subir en 2 años la edad de la jubilación.

octubre 07, 2010

Fantasía en el aula

Hay que dejar volar la imaginación de los chavales con grandes dosis de fantasía.
Como ejemplo, citaré el problema matemático que vi en el libro de texto de 1º de ESO.


Un hortelano acude al mercado con [...] tomates y [...] frambuesas. Si le vende los tomates a 2€/kg y las frambuesas a 3€/kg, [...]


Además, seguro que a los agricultores les hace gracia y todo, la fantasía.

octubre 06, 2010

Más nacionalismo

Tras asimilar algunas ideas importadas, mezclarlas con otras propias y pensarlo desde varios puntos de vista, he llegado a algunas nuevas conclusiones sobre el nacionalismo.

En primer lugar, seguimos partiendo de la base de que es una idea irracional, el producto político de un sentimiento.
Casi todas las personas sienten más o menos cariño por su tierra natal, el lugar donde se han educado o donde han tenido más enriquecedoras experiencias; por sus tradiciones, por sus fiestas, por sus paisajes o por sus monumentos. Hasta ahí no observo nada nocivo. Los sentimientos son una cualidad humana más, y pueden ser positivos si enriquecen las ideas racionales y les dan proyectos y ambiciones. Sentir amor (cariño, aprecio) por una tierra, por una casa, por un amigo, por un personaje de ficción, por la pareja, la familia, es algo que complementa nuestra parte racional y que da sentido a la vida.
Pero por un lado, el individual, nuestro apego por el terruño, como irracional que es, puede llevar a comportamientos erróneos y destructivos. Las peleas entre pueblos vecinos y la vieja xenofobia que teme, observa y odia al forastero, aunque venga de un pueblo que está a 50km son un par de ejemplos.
Por otro lado, el colectivo, el político, tenemos a un grupo de dirigentes que, a través de canales más o menos soterrados, nos intentan hacer sentirnos parte de algo más grande: la nación. ¿Y qué es una nación? Pues parece ser que es algo así como una mezcla entre país, colectivo cultural y aglutinamiento geográfico al que le ponemos un color distinto en un mapa, un nombre, una bandera y otra serie de símbolos. Y si ya lo queremos mucho mucho, en vez de nación, lo llamamos patria.
Así pues, parece que los políticos de más o menos rango (desde que a Napoleón se le ocurrió la idea) manipulan ese sentimiento para convencernos de que vayamos a la guerra, de que acabemos con la vida del enemigo de la nación, que puede ser comunista, judío, musulmán, vasco o guardia civil, según el caso, o de que paguemos con la selección italiana y ese árbitro cabrón nuestra ira y frustración, que en realidad vienen de estar en paro, pagar una hipoteca de 800 euros y encima tener que aguantar que el niño no calle hasta que le regalamos la PSP que ha visto por la tele.

Resumiendo: el nacionalismo, la idea de que un país aglutine a personas con la misma lengua, raza, religión, etc. no es más que la manipulación, con fines políticos, de un sentimiento irracional.

¿Cuáles son esos fines políticos? Pues depende.

En el nacionalismo de "derechas", es decir, el que utilizan los partidos neoliberales para estigmatizar a los países que tienen un régimen que no les apoya todo lo que ellos desearían, tiene la función de dividir al enemigo, es decir, la clase obrera y sus simpatizantes -reconozco que el apelativo "clase obrera" está un tanto trasnochado y además es inexacto, ¿pero alguien tiene otro mejor?. Los divide en "clase obrera española", "clase obrera francesa", "clase obrera del Chad", "clase obrera del Nepal", etc. Al potenciar la sensación de ajeno con que se ve al extranjero, la clase obrera internacional no se une. El nacionalismo centrípeto también cumple dicha función, pues provoca odios de castellanos a vascos y catalanes, por ejemplo.
En suma, el nacionalismo de "derechas" sigue la idea divide y vencerás.

En el nacionalismo de "izquierdas", es decir, el que utilizan ciertos partidos de izquierda para diferenciarse de las naciones de "derechas", y marcarlas como enemigo, tiene como función aglutinar a la clase obrera de una región para rebelarse contra el orden establecido (como la izquierda abertzale), o bien, para que los ciudadanos rechacen por odio las exportaciones e ideas que llegan de países neoriberales (como la revolución bolivariana de Hugo Chávez, en contra de los EE. UU.) Lamentablemente (por si alguien no lo sabe, yo soy de "izquierdas"), el nacionalismo aplicado al movimiento anticapitalista, tiene varios problemas:
  1. Cumple, sin querer, la función que tanto le gusta a la derecha de dividir a la clase obrera, con lo que la famélica legión se convierte en muchos grupillos de veinte o treinta chavales. Que luego, lo mismo se acaban pegando entre ellos.
  2. Es frecuente que, una vez que las ideas se han propagado, el nacionalismo de izquierdas se convierta en nacionalismo a secas -ya que, recordemos, con estas ideas se convenció a los militantes que luego llegaron a dirigentes-, y aunque se consiga la independencia, la nacionalización de los recursos, o lo que se persiga en cada caso, al final se pierde el verdadero fin con que se hizo: a saber, refugiarse del huracán neoliberal y construir, aunque sea en un pequeño territorio, una sociedad más justa.
Por tanto, sin óbice de que a uno se le puedan saltar las lágrimas cuando tras dos años vuelve a ver la torre de la iglesia de su pueblo, utilizar ese cariño, colocarle bandera, escudo e himno, predicar que la iglesia del pueblo de al lado debe ser destruida o ignorada, sólo porque los de Villarriba son muy malos, que nos quitan el maizal, no aliarse con el sindicalista polaco, que lucha por lo mismo que tú, sólo porque es polaco; como digo, utilizar ese cariño es mancillarlo, prostituirlo, contaminarlo. Y eso es lo que han hecho, quizá sin saberlo o sin mala intención, nacionalistas de todo color y signo.