mayo 22, 2010

Mi aporte por la escuela pública

Esta entrada está escrita en relación a las actividades de las que hablé en mi anterior entrada.
No he salido a la calle a dar berridos detrás de un altavoz.
No he ido a la Plaza de Poniente con mi bocata.
Tampoco he visto la "Rodaila" ni los trucos de magia.
Ni siquiera me he llevado los trastos inútiles de mi casa para ver si algún lelo me los cambiaba por un portátil de 1000 euros.

He optado, sin embargo, por escribir en mi blog por qué pienso que la enseñanza pública debe ser laica y por qué el Estado no debe pagar ni un duro a la privada. Será igual de inútil, pero al menos no haré el ridículo (o eso creo). Que a mí hacer el ridículo me da bastante vergüenza.

La Iglesia Católica es una más. Ella misma reconoce que creer en lo que dice es cuestión de fe, no es ciencia, no se puede demostrar. Por tanto conocer sus dogmas y sus valores éticos puede estar bien, pero no hay ninguna razón para no enseñar, con el mismo nivel de profundidad y objetividad, los dogmas y valores de otras religiones. Y además comparar todos ellos con códigos éticos laicos. Y analizar su influencia en el devenir histórico.
Desde luego no hay ninguna razón de peso para que el Estado (es decir, todos los contribuyentes) gaste su dinero en subvencionar a predicadores a sueldo que se infiltren en los colegios e institutos para hacer proselitismo de sus ideas y de su fe.

Por otro lado, la educación pública está ahí para cumplir su función. Es posible que el sistema educativo tenga sus fallos (que los tiene, y graves). Pero desde luego a los alumnos se les da clase, se les enseña, o eso se intenta, se les evalúa y se les prepara para lo que quieran hacer. Algunos acaban yendo a la Universidad y sacan títulos. En una palabra: la educación pública funciona.
Respeto al que piense que los profesores de instituto trabajan poco porque total, van a cobrar lo mismo, o que considere que su hijo no debe compartir aula con gitanos, o que el centro educativo deba tener por costumbre rezar un Ave María antes de empezar la clase. Pero hombre, si quieren colegio a la carta, que se lo paguen ellos, ¿no?
El Estado está, entre otras cosas, para cubrir y garantizar derechos fundamentales, como el de la educación. Pero no para dar el capricho a un padre que quiere que a su niño le enseñen no sé qué doctrinas o le hagan vestirse de uniforme.

Supongamos que a Zapatero se le cruzan los cables y decide expropiar a céntimo el metro cuadrado toda la vivienda vacía que hay en España y ponerla en alquiler con precios bajos y proporcionales a la renta del inquilino, cumpliendo así de una vez con el constitucional derecho a la vivienda.
Yo, aparte de celebrarlo con champán y caviar, iría a ver qué tal están. Y si no me gusta, comprendería perfectamente que si quiero algo lujoso, caprichoso o, en fin, distinto a lo que se me ofrece, lo tuviera que pagar yo.

mayo 19, 2010

Defendiendo la enseñanza pública

Aquí tenemos un cartel anunciador de ciertas actividades cuyo supuesto fin es la defensa de la enseñanza pública y laica.
"Radaila", comida (en la que cada uno debe llevarse el bocata), talleres de cosas hechas a mano, espectáculos de marionetas, magia y cuentos, y lo mejor de todo, el trueke.

Estoy seguro de que la Junta de Castilla y León, ante tal actividad política, ante protestas tan firmes, no tendrá más remedio que ceder al clamor popular y quitar el concierto a los colegios religiosos. El 22 de Mayo marcará un antes y un después en los centros educativos. Será un día histórico.

mayo 05, 2010

Verdades como puños

Todo animal racional de este mundo, cuando cae en la pobreza, la necesidad o la desgracia, acostumbra a unirse a sus hermanos porque entre ellos es más fácil soportar los tiempos malos, pues el uno ayuda al otro. Pero entre vosotros, humanos, cada uno mira solamente cómo sacar algo de la desgracia ajena. Si hay hambre, entonces no se reparte la comida sino que se devora al más débil. Tal proceder tiene sentido para los lobos, permite que sobreviva el individuo más saludable y fuerte. Pero en las razas dotadas de razón esa selección permite por lo general que pervivan y dominen los mayores hijos de puta. Las consecuencias y pronósticos de esto los habréis de sacar vosotros mismos.

-Zoltan Chivay, enano. Amigo de Geralt de Rivia.

Extraído de "El bautismo de fuego", Libro V de la saga de Geralt de Rivia, escrito por Andrzej Sapkowski, traducido por José María Faraldo y editado por Bibliópolis.