julio 28, 2018

China, la esperanza de la humanidad

No me gusta China. Ni su régimen político, ni su economía, ni sus productos de obsolescencia no programada, ni siquiera su clima. Los rollitos de primavera, ignorante de sus ingredientes, opino que se dejan comer.

Pero ante la Pax Americana y su decadencia, obvia casi desde el minuto uno, es necesario un contrapeso, un telón de acero, unos almohades, unos godos.

La guerra comercial EEUU - China subirá el precio de los móviles, de los Smartloquesea, de las bolsas de plástico, del éxito de ventas del año (los cables USB) y de otros objetos que hoy día se han ganado su puesto con el pan, la leche y los huevos, entre los productos de primera necesidad. Malo hoy, bueno para mañana.

Porque todo imperio pacificador, unificador y dominante debe tener sus bárbaros para que la humanidad no se acomode en un estancamiento decadente que convierta la inversión para la innovación en un gasto sin beneficio.

Así que, sí, dejemos que Xi Jinping y Donald Trump hagan su peleíta a lo Nixon y Jruschev y que las empresas de sus respectivos feudos compitan y hagan algo que conmueva a la humanidad. Lo de llegar a la Luna estuvo bien. Con  7 gigahabitantes en este mundo y subiendo, ¿para cuando la terraformación de Marte?