noviembre 02, 2010

El bien y el mal

Esta mañana, en mi radio despertador, he oído algo que me llamó la atención. En el programa Afectos Matinales estaban haciendo una "encuesta" telefónica para comprobar si había más gente buena o mala.
Sólo oí las dos últimas llamadas, pero por lo que pude oír, el sistema era el siguiente: un oyente llamaba al programa y el presentador le hacía una pregunta, poniéndolo en una situación ficticia, en la que surgía la oportunidad de realizar impunemente un acto deshonesto y provechoso. Si el oyente decidía que la haría, contaba como un voto para el mal, y si no, como un voto para el bien.
Un ejemplo: "Suponga usted -preguntaban al oyente- que se dispone a pagar un caro viaje de vacaciones en avión para usted y su familia, y la persona que le está atendiendo le entrega un formulario en el que hay una casilla en la que se le pregunta si es usted familia numerosa, en cuyo caso le harían un 30% de descuento; su familia no es 'numerosa', pero sabe que esto no se va a comprobar. ¿Marcaría la casilla?"
Ni que decir que, desde un punto de vista científico, la muestra es muy pequeña, y el método para obtenerla hace aguas por todos lados. Se entiende que la encuesta no tenía tampoco mayores pretensiones. El resultado fue que llamaron 17 oyentes, 10 "malos" y 7 "buenos". Lo que de verdad me llamó la atención es que el presentador parecía muy sorprendido de que el mal ganara la encuesta.
Creo que hay que ser muy ingenuo y muy poco observador para no darse cuenta de cómo es el mundo y de que el culpable son los seres humanos que lo habitan. Lo peor es que la candidez es la mejor aliada de la maldad, ya que le deja hacer a sus anchas. Habrá quien piense que mentir en el formulario del ejemplo antes citado es una "travesura graciosa" y que no perjudica a nadie. Pues bien, quizá no se dé cuenta de que la rebaja suele ser respaldada por el Estado, y que por tanto al que marca la casilla le estamos pagando entre todos su travesura.
El mundo está lleno de mini-Gürtels; seguramente esa es la causa de que los votantes no castiguen como deberían a los políticos corruptos. Están, moralmente, igual de corruptos.

1 comentario:

Las Botas Humeantes dijo...

Me ha encantado el paralelismo entre la "gürtel" y la maldad  y creo que tienes mucha razón ¿O no recordamos el famoso yo estoy en política para forrarme? Y desde luego que muchos si no fuera por los llamados "cuerpos represivos del estado" harían un bonito desaguisado de esta sociedad; si ya lo decía Thomas Hobbes: el Estado es un monstruo que nos inventamos para mantener asustado y a  raya el monstruo que todos llevamos dentro.