junio 24, 2009

Nacionalismo (II)

A raíz de los diversos comentarios -orales y escritos- que ha suscitado la entrada "Capitalismo y nacionalismo", intentaré aclarar con ejemplos lo que yo considero nacionalismo "bueno" y "malo", o, más precisamente, "agresivo" y "defensivo", como Swann sugería en el primer comentario a esta entrada.
El lector avispado habrá advertido a raíz de mi anterior entrada que albergo ciertas sospechas de que las protestas que se están dando en Irán han sido ideadas por terceros países de habla inglesa. Dichos países -de ser ciertas estas sospechas- están interfiriendo gravemente en la política nacional de Irán, ya que nadie, salvo las armas y el dinero, les otorga superioridad moral para decirles lo que deben hacer.
¿Qué debería hacer Irán ante esta situación? ¿Abrir sus fronteras a nuevas ideas y culturas? ¿O más bien exigir al mundo que les deje en paz? Pongámonos en su piel: ¿qué pensaría en España un votante del partido A, que acaba de ganar unas elecciones (el partido, no el votante), si el partido B organizara manifestaciones masivas que exigen la repetición de las elecciones con pancartas en inglés? Siendo bien pensado, pensaría que se sienten con poca fuerza para forzar la situación ellos mismos y están pidiendo ayuda a otros países. Siendo mal pensado, pensaría que esos otros países son los que están orquestando las protestas e incitan a los manifestantes a lucir esas pancartas para que en sus informativos la propaganda política correspondiente sea más efectiva. (Lo triste es que, sea mal o bien pensado el votante, dicha propaganda resulta de hecho más efectiva). En ambos casos hay injerencia de una nación en otra. Yo creo en el derecho de Irán a defenderse con uñas y dientes de esta agresión. Y a esa creencia es lo que yo llamo, y según entendí finalmente, Swann, "nacionalismo defensivo".
Se podría argumentar que si no hubiera naciones, dichas injerencias no tendrían cabida.

Como ejemplo de nacionalismo agresivo, sirve obviamente el sentimiento que sustenta moralmente dichas injerencias, es decir, la idea de que esas naciones de habla inglesa tienen derecho a interferir en los asuntos internos de Irán. Ni que decir tiene que estoy totalmente en contra de dicha idea.

Sin embargo, otro ejemplo me ha llamado recientemente la atención. Se trata de nacionalismo defensivo, pero en este caso no lo apruebo. Citaré un párrafo extraído de la web de "Libertad e Identidad".
A todo ello se añade que, desde hace unos años, junto al alarmante descenso de la natalidad, nuestro país sufre una masiva invasión de gentes extrañas que amenaza con destruir y barrer por completo nuestras mismas señas de identidad, todo aquello que nos hace ser lo que somos. Se trata de un arrollador aluvión de gentes desarraigadas, venidas de los lugares más insospechados, a quienes importan un bledo nuestra historia, nuestra cultura y nuestros valores, y que incluso pretenden imponernos otras concepciones de la vida, contra las cuales ya lucharon nuestros antepasados durante siglos, y para lo cual no dudan en recurrir a la violencia terrorista (como lo demuestra el más grave atentado que haya sufrido nunca el pueblo español). La afluencia indiscriminada y masiva de inmigrantes amenaza con colapsar los servicios sociales y pone en peligro los derechos de los españoles, que en muchas ocasiones se ven relegados para dar preferencia a los recién llegados. Nuestros barrios son cada vez más inseguros. Los individuos que hace unos años se movían en las simas de la marginalidad campan hoy por sus respetos imponiendo una especie ley de la jungla a los españoles de a pie. El trabajo reporta cada vez menos beneficios reales más allá del ir tirando, y todos los que van llegando aspiran a convertirse en nuestros iguales en nuestra misma tierra, la tierra milenaria de nuestros padres y los padres de nuestros padres, por el mero hecho de haber arribado a ella de forma más o menos azarosa. Como, por mala que sea su situación aquí, siempre va a ser mejor que aquella de la que proceden, se contentan con trabajar en cualquier cosa mientras que la gente de aquí se ve obligada a aceptar lo inaceptable y encima nos dicen, no sin cinismo, que “hacen lo que no queremos hacer”. El resultado de todo esto es que cada vez somos menos libres y más esclavos en nuestra propia casa, con la excusa de ciertos problemas que nosotros jamás provocamos.
¿En qué se basan todas las afirmaciones de este repugnante párrafo? Claramente en la idea de que la cultura española es superior a otras y por tanto empeoraría mezclándose con ellas. He dejado bien claro que el nacionalismo que yo defiendo no debe exaltar ninguna nación por encima de otra: es a lo que llamaba "moderación". Y ahora añado que esto no debe hacerse ni siquiera en defensa de la propia nación. Quiero añadir también que, desde mi punto de vista, las supuestas agresiones que denuncia el párrafo, no son tales (salvo, obviamente, el atentado); y no argumentaré este extremo porque pienso que la mayoría de mis lectores estarán de acuerdo.

Las naciones han provocado guerras, colonialismo, terrorismo; sufrimiento, en definitiva. Pero han provocado todo ello porque se han dado nacionalismos agresivos o defensivos que sitúan por encima la propia nación de las demás.
Un mundo sin naciones debería estar gobernado mediante un sistema que no gustará a todos, por bueno que sea.
La verdad, carezco de opinión sobre si, llegado el fin del capitalismo, sería mejor un sistema que otro.

5 comentarios:

Dizdira Zalakain dijo...

Hola Ajotatxe.
Quizá, el punto de desacuerdo radica en la equiparación de nación y estado. El estado, en efecto, es una construcción política artificiosa. Un ejemplo sangrante lo encontramos en el trazado que los países colonialistas han diseñado en África y Asia. Por otro lado, existen naciones sin estado, como la kurda, la vasca, la palestina o la saharaui. La diferencia, en mi opinión, estriba en que las naciones se articulan de formma natural, atendiendo a una ideosincrasia y unos rasgos culturales y lingüísticos comunes a un pueblo. Estas naciones, rara vez son ofensivas sino que se limitan a defenderse de las agresiones de los estados que intentan aglutinarlas.
Yo creo que el nacionalismo comprende a este último rango que puede, perfectamente, coincidir con un Estado, pero que no tiene por qué.
Saludos.
Dizdira

Swann dijo...

Hola Ajotatxe:

Dices:
"¿En qué se basan todas las afirmaciones de este repugnante párrafo? Claramente en la idea de que la cultura española es superior a otras y por tanto empeoraría mezclándose con ellas."

Pues yo eso no lo veo nada claro. He leído varias veces el párrafo y en ningún momento se afirma que la cultura española es superior. Se afirma, únicamente, que es la nuestra y que se vería amenazada por tal y cual cosa y que ello sería malo.

Dices:
"He dejado bien claro que el nacionalismo que yo defiendo no debe exaltar ninguna nación por encima de otra: es a lo que llamaba "moderación"

Eso no sería un nacionalismo moderado, sino más bien absurdo o quizá inexistente. ¿Cómo no va a exaltar un nacionalismo a una nación por encima de otras? Exaltar, dice el diccionario que es realzar el mérito o circunstancias de alguien. ¿Realzar el mérito o circunstancias de un país por encima de otros te parece demasiado radical?

Dices:
"Y ahora añado que esto no debe hacerse ni siquiera en defensa de la propia nación."

Esto no...


Con respecto al párrafo facha, y su relación con el tema que nos ocupa, el nacionalismo que plantea es estrictamente defensivo, es verdad. Pero la parte mala que tiene no está en que exalte a España sobre otras naciones sino, básicamente, en que mezcla cosas que son verdad con mentiras. Por ejemplo:
Verdad: La afluencia masiva de inmigrantes amenaza con colapsar los servicios sociales. Mentira: los españoles muchas veces son relegados para favorecer a los recién llegados.
Esta mezcla de verdades con mentiras se hace para echar la culpa del deterioro del estado de bienestar a los inmigrantes. En realidad, el detrerioro progresivo del estado de bienestar es una consecuencia lógica del sistema capitalista, haya inmigrantes o no.

También considera como los mayores enemigos de la identidad española a quienes como mucho no pasan de ser una pequeña amenaza olvidándose curiosamente de los EE.UU. que son los que de verdad se han cargado y se siguen cargando nuestra identidad cultural y la de todo el planeta.

En resumen, lo malo de ese texto no es que sea un nacionalismo no moderado. Es que es un texto que utiliza el sentimiento nacionalista y las mentiras para que las clases explotadas que pueden caer en el activismo radical le zurren "a otro", osea, al inmigrante en vez de al yuppie.
Ya ves, pues, que no me convencen tus argumentos. Lo malo de un nacionalismo no es que no sea moderado. Lo malo es que sea ofensivo -p. ej. el del España en Euskadi o el de Israel en Palestina- o que sea utilizado como "motor" o pulsión irracional para otros fines que -éstos sí- sean malos -por ejemplo, en el caso de los fachas españoles para que se dediquen a pegar a inmigrantes en vez de pegar a banqueros.

AJotAtxe dijo...

Bueno, entonces, si lo he entendido bien, parece ser que lo que defiendes es:
1) Que en el mundo haya Estados que se correspondan con naciones.
2) Que ninguna nación invada cultural ni políticamente a otra.
3) Que el mecanismo (o uno de ellos) para garantizar el punto 2 es que cada nación se defienda de estas invasiones, recurriendo a los sentimientos nacionalistas, que consisten en pensar que tu propia nación es mejor que cualquier otra.

Yo, como ya he dicho, no sé si sería mejor un único gobierno o uno para cada nación. Pero no creo que sea necesario pensar que la nación de uno es mejor que las demás para defenderse de injerencias, así como yo no tengo que creerme superior al vecino para impedirle que entre en mi cocina a dejar sus deposiciones o las de su perro.
Creo que todas las culturas tienen cosas buenas -hasta la de EE.UU.- (lo que normalmente nos llega de allí no es cultura).
Creo que mezclar culturas es algo muy positivo (sin imposición ni propaganda invasiva, por supuesto). Y una nación que se crea superior tenderá a no aceptar nada de otras, tanto más cuanto más superior se crea.
Sería bastante ridículo que alguien se negara a escuchar a Bach simplemente porque es alemán, pero además de ridículo sería muy coherente en alguien que tenga un gran sentimiento nacionalista portugués, y por tanto rechaza sistemáticamente cualquier cosa que no sea un fado.
Si esto ocurre en un solo individuo, pues no pasa nada, él se lo pierde. ¿Pero y si un partido nacionalista portugués llega al poder y prohíbe escuchar música extranjera? Por culpa de ese exaltado "Viva Portugal" sus habitantes se están perdiendo muchas cosas.

¿Dónde está el justo término medio en mi opinión? Creo que una cosa es creerse superior y otra tener autoestima. Extrapolándolo a las naciones, una cosa es que a uno le guste su tierra (u otra), que sea su preferida, y otra muy distinta es que la considere superior: en derechos, en cultura o en lo que sea. Esa "autoestima nacional" es lo que yo considero el término medio.

Pero ser moderado en la autoexaltación no implica ser moderado en los mecanismos defensivos. Éstos han de ser proporcionados, pero siempre suficientes para rechazar la invasión.

Dizdira Zalakain dijo...

No entiendo bien si en la primera parte de tu argumentación me contestas a mí o a Swann. Si es a mí, creo que los dos primeros puntos son correctos, pero no el tercero. En ningún momento he afirmado que una nación sea superior a otra; simplemente es diferente. Tampoco he dicho que un nacionalismo cultural sea excluyente. seguramente en Euskalherria, por hablar de algo que conozco, uno de los lugares donde más se conservan y promocionan las tradiciones culturales propias, sea también donde más música de cualquier lugar del mundo se escucha. Igualmente ocurre con los chauvinistas franceses que, sin embargo, han venido siendo los importadores a Europa de música africana, asiática, sudamericana, etc..

AJotAtxe dijo...

A Dizdira: Disculpa, pensaba que, como la otra vez, eran ambos comentarios de Swann.

No sé por qué, pero parece que no me logro hacer entender.
Yo estoy A FAVOR de que cada pueblo defienda su cultura y tradiciones, siempre que éstas no sean cruentas (toros), vejatorias (derecho de pernada), etc. Y me parece genial que que a alguien le pueda parecer que la canción que le cantan todos los años al alcalde de su pueblo es la mejor música del mundo.
Lo que no defiendo es que, esta preferencia derive en exclusión, xenofobia o violencia injustificada, como ocurre con las bandas de neonazis, o con la detestable manía franquista de doblar las películas para que todas estuvieran en la "lengua del imperio".